viernes, 21 de octubre de 2011

Aprendizajes para el nuevo Paradigma

Aprendizajes Para El Nuevo Paradigma

Autor: Lemmy Solano

1. EDUCAR PARA LA INCERTIDUMBRE

La realidad cambia a una velocidad tan grande que nos sorprende cuando menos lo esperamos, los cambios que antes se daban en seis siglos ahora se dan en menos tiempo: nuevos inventos, nuevas modas, nuevos  comportamientos, todo esto nos crea una sensación de confusión, de inestabilidad, de  incertidumbre...

Como dice Edgar Morin, el siglo XX ha descubierto la pérdida de futuro, es decir, su impredicibilidad. Y es cierto en cuanto pensemos a la humanidad en una constante aventura a través de la historia. Justamente el sentido histórico del futuro ha sido el de progreso, mientras que ahora, ese mito se derrumba, el devenir queda abierto a la idea de lo impredecible. No queremos decir con esto, que no creamos en la idea de progreso.

Evidenciando los nuevos aportes de la ciencia en la demostración de las incertidumbres (teorías del caos, etc.), podremos comenzar a mostrar las debilidades del paradigma de la simplificación, en un largo camino de aprendizaje, progresivo y evolutivo hacia el reconocimiento de lo improbable como elemento interviniente de nuestro conocimiento. La inclusión de la incertidumbre como variable en nuestros análisis, en nuestras actividades de razonamiento, nos permitirá  dar un salto cualitativo en el desarrollo de nuestro pensamiento. ¿Qué nos trae este salto cualitativo? Nos trae la posibilidad de pasar del pensamiento programático, lineal, a un tipo de pensamiento estratégico.

Ya al mencionar la palabra programa se nos vienen a la mente las siguientes figuras: orden, secuencia, pasos, clara definición principio-fin, procedimiento, etc. El programa establece una secuencia de acciones que deben desarrollarse, para desembarcar en un determinado fin. Ahora bien, esta secuencia de acciones están comprendidas en un entorno estable, ordenado, y sobre todo debe permanecer estático. Lo negativo, es que al menor acontecimiento de desorden externo el programa encuentra obstáculos y se paraliza, es demasiado frágil a las fluctuaciones de contexto, y es demasiado rígido para manejar contingencias.

La estrategia, en cambio, elabora escenarios de acción y tiene en cuenta para su desarrollo las certezas, incertidumbres y probabilidades que rodean la situación, que condicionan el contexto. Estos escenarios de comportamiento o de acción son dinámicos y permiten modificaciones, adaptaciones y repercusiones en el mismo camino de la acción. Es por estos motivos que, donde tengamos entornos de inestabilidad e incertidumbre, el pensamiento estratégico se hace más que indispensable. Es en estas situaciones donde siempre debe prevalecer la estrategia ante el programa.

2. EDUCAR PARA EL GOCE

Educar en el goce significa generar entusiasmo, en todas y cada una de las actividades.

Entonces, un proceso educativo sostenido por el entusiasmo, significa que todos los miembros de la escuela se sientan vivos, comparten su creatividad, generan respuestas originales, se divierten juegan, gocen. Educar para el goce significa movilizar las energías en una aventura lúdica compartida; sentir y hacer sentir, participar entregando lo mejor de sí y recibiendo lo mejor de los otros. Todo ello implica necesariamente un ambiente gozoso, tanto en los recursos materiales como en el encuentro humano. Entra aquí la riqueza de los sentidos, de la imaginación y de la creación colectiva.

Si hemos nacido para gozar tenemos todo el derecho a aprender a gozar. Esto va directamente en contra de modelos ilusorios del goce, como los difundidos a escala masiva por la publicidad. Hay otras formas, como las respuestas a la pregunta: ¿cuándo gozas la vida? Si la actual escuela no enseña a gozar, el sentido de una educación  alternativa es educara para el goce. El goce es un punto de partida y de llagada, un acicate para vivir y la clave de la vida misma.

3. EDUCAR PARA LA SIGNIFICACIÓN Y LA EXPRESIÓN

Una educación con sentido educa protagonistas, seres para los cuales todas y cada una de las actividades, todos y cada uno de los conceptos, todos y cada uno de los proyectos, significan algo para su vida. Es esa significación el punto de partida de la significación del mundo y de los demás. La capacidad de dar sentido, de significar el mundo y la propia experiencia, pasa por la capacidad de criticar los sentidos y los sinsentidos ajenos.

La significación pasa por la relación: lo que genera espacio para comunicamos, sentimos protagonistas, expresar lo que siento, lo que me desafía. Las personas se tornan significativas para nosotros/as cuando nos reconocen como “otro” “otra”: no nos manipulan, ni utilizan. Nos brindan tiempo.

Tiene sentido lo que hago, en la medida en que me permite ser yo misma/o, expresarme con y ante los demás. Buscamos el sentido no sólo individual, sino institucional pues construir sentidos es dialogar, concertar con los otros lo que consideramos significativo. Ello implica conocer, acercarse a la identidad institucional y desde allí estar abiertos a conjugar las diversas interpretaciones. Es importante hacer el ejercicio de traducción. Nos hemos movido en el contexto de una cultura homogénea, que no exigia reconocimientos de las diversidades culturales. La tarea es ahora mayor y exige reconocer, traducir y cruzar las significaciones.

4. EDUCAR PARA LA CONVIVENCIA

Educar para convivir es  educar para “vivir con” porque estamos en el mundo para “entre ayudarnos”, no para “entre destruirnos”, como decía don Simón Rodríguez. Por ello, todo aprendizaje es un inter-aprendizaje. La frase fue acuñada también por don Simón. La clave pasa por lo compartido, por lo que puede ser aprendido de los demás.

En síntesis, no se puede educar para convivir si no se educa en la cooperación y participación colectiva, en el inter-aprendizaje.

La escuela tradicionalmente ha sido organizada para aislar a los educandos, de manera que no trabajen entre ellos sino con la supervisión del docente. Este aislamiento suele ser presentado como uno de los elementos básicos de la situación de quien sigue un proceso de educación a distancia. Se habla de personas dispersas, que siguen materiales instruccionales sin conexión alguna entre ellas.

Una propuesta alternativa reivindica necesidades humanas tan básicas como la convivencia, las relaciones interpersonales, la participación, el afecto y todo ello es posible en la escuela salesiana que desde el acompañamiento a los jóvenes y el asociacionismo nos acercamos  a sus vivencias y sentires para crear sentido de vida y lograr consensos.

5. EDUCAR PARA LA APROPIACIÓN DE LA HISTORIA

En la medida en que una propuesta se centra en el aprendizaje (autoaprendizaje e inter-aprendizaje) y no en la enseñanza, el rol protagónico del proceso se desplaza del docente al educando. Este solo hecho abre el camino al acto educativo, entendido como construcción de conocimientos, intercambio de experiencias, creación de formas nuevas. Y es precisamente ese protagonismo, ese quehacer educativo, el que permite una apropiación de la historia y de la cultura. El camino no es el de preparar para hacer historia y cultura en el futuro, sino lograrlas aquí y ahora, haciendo historia y haciendo cultura en cada acto educativo.

En la cultura se educa por la producción cultural, porque todo producto cultural y su proceso son educativos. Esto vale tanto por la apropiación de lo creado por otros hombres como por la creación inherente al acto educativo, Se educa para la apropiación ofreciendo caminos a las virtudes activas. La escuela privilegia virtudes pasivas: obediencia, sumisión, orden, memoria, puntualidad, y castiga virtudes activas: creatividad, riesgo, crítica, imaginación, intuición. Son estas últimas las que hacen historia. Se trata de elegir entre un hombre sometido a la historia y un hombre que hace historia.

La educación a distancia tradicional, anclada en general en la obsesión por la respuesta correcta, busca acomodar a sus estudiantes a una historia ya hecha, en la que ninguna novedad, ninguna aventura de la imaginación o de la inteligencia caben. Una propuesta alternativa se orienta, a través de la mediación pedagógica, a promover y cultivar las virtudes activas.

No somos sólo espectadores de la historia, sino seres históricos. En ese sentido, la cultura postmoderna, en oposición al proyecto de la modernidad, asegura la valoración del individuo, su subjetividad y su potencial expresivo. Un sistema educativo que responda a las necesidades de su contexto debe elaborar propuestas que permitan a las personas descubrir y desarrollar distintos modos de apropiación de su experiencia cultural.

Una escuela que busque un punto de equilibrio entre la cultura acumulada y la construcción en el presente de esta historia, centrada en la expresión, en el arte, en la ética, en el gozo de ser agente importante de esta misma historia. Favorecer la reflexión y la toma de conciencia, el cambio de mentalidad, para que se de un nuevo estilo de escuela, educando para la percepción crítica, construyendo una identidad cultural, favoreciendo experiencias significativas.

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